enero 09, 2013

Un manual, para empezar.

No nos dan manual para vivir.
foto: [berna]
Nacemos, crecemos, nuestros padres nos enseñan cosas o las obvian. Sin manual.
Quizá todo fuera más fácil si nos lo dieran, pero no existe. Últimamente hay un boom de libros de autoayuda, pero esos (si acaso lo son) manuales escasamente funcionan.

Quise un manual cuando me gradué y no supe qué estudiar. Deseé uno con desespero cuando falleció mi hermana del alma. Quise otro cuando empecé a tener novios, quería también uno cuando me mudé a vivir sola y dedicarme a lo que siempre había soñado. 
Googleé manuales para mandar al mismísimo cuerno a quienes me removieron el corazón.

A estas alturas, a mis casi 30, ya se que no hay manuales de cómo asumirlos y muy especialmente en los casos en los que los cánones sociales esperados importan poco y no interesa llevar puesto un anillo en el dedo anular, tener hijos, carro, casa con jardín y perro. Como es mi caso.

No hay un manual para cumplir 30, pero esta vez no lo estoy buscando desesperadamente, simplemente vivo cada día con los sentidos despiertos, aceptando lo que la vida me ofrece y volcando un poco de esas experiencias en este blog que ahora dedico.

Ya que no tengo manual, lo hago en la mejor compañía, otra "cuasi-treintañera" con ganas de cumplirlos, como yo.

Aquí voy pisando los treinta, deseando que lleguen y con emoción.
Quizá esto ayude a ser un manual, ¿quizá?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Coméntanos!